Reflexión
sobre la compasión en la mesa redonda de ADIA[1]
Se cuenta de un hombre
que viajaba de Zaragoza a Jaca y en el camino fue asaltado por unos delincuentes
que le quitaron todo lo que llevaba y lo dejaron tirado, medio muerto, junto a
la autovía. Después de un tiempo pasó por allí un
hombre que hacia senderismo, pero como quería llegar a la meta a tiempo no se
detuvo a prestarle auxilio. Después pasó una mujer que paseaba un perro y
temiendo que fuera una trampa siguió de largo. Al cabo de una hora llegó un catalán que se detuvo al ver el
hombre tirado sobre la tierra, se acercó y preocupado llamó al servicio de
emergencia. Se sentó junto al hombre y le cogió la mano mientras le decía que
la ayuda estaba en camino y después lo acompañó al hospital hasta que llegó su familia.
No sé si se atreven a decir cual de ellos mostró
compasión.
Espero
muchas cosas siempre de la vida. A nivel personal espero respeto, por ejemplo,
pero también espero cariño y misericordia porque reconozco que no soy un hombre
perfecto. Me gustaría que la gente tenga misericordia de mí si un día me
encuentran caído en el camino. Pero también espero cosas de la vida pública y una
de las cosas que espero de nuestra Asociación es que podamos contribuir a hacer
de nuestra ciudad un lugar donde se pueda vivir con dignidad, sin temor, con
esperanzas, con paz, a pesar de que tenemos maneras diferentes de entender como
debe ser nuestra vida aquí en esta tierra de flores y serpientes. Algunos de
nosotros somos practicantes de un tipo de fe y quizás haya entre nosotros
alguien que no albergue ninguna fe. La buena noticia es que tanto los primeros
como los segundos tenemos algo que aportar. La mala noticia es que formamos
parte de algunos problemas que tenemos entre manos y que conviene resolver.
Se
nos ha invitado a dialogar para tener paz. Y admito que necesitamos dialogar en
la familia, en los trabajos, en la Universidad, en la iglesia, en la mezquita,
en la asociación. Pero también sabemos que todo diálogo es difícil, muy difícil
diría yo, si sólo aspiramos a compartir nuestra visión del mundo y no hacemos nada
más. Hacer eso no es dialogar.
Vivimos
en un mundo muy polarizado, un mundo donde el dinero nos dice que es blanco y
que es negro, en una cultura donde se nos han enseñado a odiar a los enemigos, en
una religiosidad que predica el desprecio a los diferentes y donde una de las
primeras cosas que se nos enseña desde niños es a ser violentos con los que nos
golpean en la mejilla. Nuestra sociedad es una sociedad sin compasión. Nuestros
representantes políticos son un ejemplo de ello. En los medios de comunicación
la compasión
brilla por su ausencia. Y echo en falta como cristiano en el diálogo cotidiano con
mis propios hermanos de fe el ejercicio de la compasión.
Así que les voy a pedir una sola cosa en esta tarde: que seamos compasivos
cuando hablemos los unos con los otros, si es que queremos tener un futuro y no
sólo buenas intenciones. La
compasión está en el centro de todas las espiritualidades
o tradiciones religiosas y de las éticas no religiosas que conocemos. Y esta
antigua palabra, que no dice mucho hoy porque denota cierta fragilidad,
significa en el castellano que hablamos en el valle del Ebro que hay que tratar
a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros.
Pero
la mayoría de las veces se confunde compasión con la palabra piedad, o la
benevolencia sentimental o el sentir lástima. Pero
la realidad es que tiene que ver más con el hecho de sufrir, de compartir y
experimentar juntos. La compasión, desde el punto de vista de los cristianos,
la necesitamos aquí y ahora. No es algo que se pueda comprar en el Corte Inglés
o en Amazon
Ud.
se preguntarán: ¿Y esto cómo lo hacemos? Les propongo hacer un camino juntos,
Un camino que sigue ciertas etapas y que requiere de tiempo: Un camino….
1. Donde
podamos aprender sobre la compasión sin necesidad de un libro de autoayuda
2. Donde
podamos mirar nuestro mundo como es y no como nos dicen que fue
3. Donde
podamos sentir compasión por las personas que un día quisimos ser y que ahora
quizás no somos.
4. Donde
podamos mostrar empatía por los que no tienen nada
5. Donde
podamos meditar sobre nuestra vida diaria
6. Donde
podamos hacer juntos una acción por pequeña que sea
7. Donde
podamos reconocer nuestras ignorancias y no creer que lo sabemos todo
8. Donde
podamos aprender a hablarnos sin desamor
9. Donde
podamos mostrar interés por los demás
10.Donde
podamos aprender
11.Donde
podamos reconocer lo bueno que hay en el otro
12.Donde
podamos amar a los que nos hacen daño
Este
camino no es fácil. Se los aviso. Es empinado. Hará frío. Soplará el viento.
Algunos nos abandonaran. Otros se dirán que somos unos románticos. Pero es un
camino que tendremos que hacer ya no por nosotros, sino por nuestros hijos y
nuestros nietos. Tengan esperanzas. No estamos solos.
Noviembre 2017
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