Hablando sobre el batido de chocolate

Central Lechera Asturiana ha sacado al mercado un nuevo litro de batido de cacao con vitaminas A, D y E. Es bajo en materia grasa y hay que agitar antes de consumir. Una vez abierto el envase debe ser conservado en refrigeración. Tiene de ingredientes leche desnatada, azúcar, lactosa cacao, estabilizantes y aroma de vainilla. Y en la tapa anuncia la fecha de caducidad.

Me gusta el chocolate. Y los dinosaurios lo saben. Así que de Pascuas a San Juan los más jóvenes me traen alguna novedad para que les de mi veredicto. Pero esta vez no enjuiciaré el producto. Aprovecharé para confesar algo de mí.

A medida que cumplo años me estoy volviendo romántico; pero tengo una manera muy rara de demostrarlo. Yo diría que una manera muy griega de envejecer. Por ejemplo me molestan los ruidos, me asustan las improvisaciones, me cuesta introducir cánticos nuevos en las liturgias y me quedo sin habla frente a las preguntas que surgen tras las homilías.

Los jóvenes del rebaño tienen mucha fe en el chocolate. Confían que obre el milagro de hacerme benigno con los días. Que sea un pastor soportable. Alguien que porte optimismo allí donde vaya. Que sea alguien que les hable más de la gracia que del juicio. Que les levante cuando se caen sin decirles: ya te dije que te caerías. Quizás por todo ello insisten en que me beba el batido de chocolate sin rechistar.

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