Levitas, fariseos y samaritanos

Me pagan para que cuide a los dinosaurios. Para que los proteja y los aliente. Para que los exhorte y los discipline. Me pagan para que los conduzca como si fueran una sola familia. Pero la realidad es que entre ellos hay diferencias.

Observo que en el rebaño hay tres tipos de dinosaurios. Están los que sólo se preocupan por hacer el trabajo de Dios; pero ya sabemos que no hay nadie capacitado para hacer tal cosa. Ellos dedican muchas horas de reuniones a decir como deberían ser las cosas y hasta escriben tratados sobre el comportamiento digno y las liturgias adecuadas; pero siempre acaban cansados e inconformes. Malhumorados. Enfermos. Y les tengo que pasar la mano por la barriga para que se duerman después de haberles dado una tisana.

El segundo grupo está conformado por los que dedican tiempo a clasificar y evaluar a los demás. De ellos me mantengo a una distancia prudencial. Hay actitudes contagiosas. El poner etiquetas es tan contagioso como el emitir juicio sin ponerse en los zapatos de los demás. He aprendido a convivir con ellos, como convivió EE.UU con la Unión Soviética después de la guerra fría, en una coexistencia pacífica. Por ellos hago oraciones y enciendo velas para que cuando se pierdan encuentren el camino a casa.

El tercer grupo incluye a los que se ocupan de sus propios asuntos con mucha trasparencia y simpleza. Los que aspiran a comer un pedazo de pan cada día y tener un poco de paz cuando están en el lecho. Son tipos que miran de que material está hecho su techo antes de lanzar la piedra al del vecino. Son los que se miran por dentro. Por estos no hago mucho, sólo estar a su lado.

Mis preferencias están con los últimos. Ya sé que no deberia tener predilectos ni tomar partidos. Pero estos sacan lo mejor de mí. Con ellos he aprendido a encender una luz que ilumine mis verdades más oscuras. Una luz que alcance mis puntos más débiles y me han mostrado que tratarse con misericordia a mí mismo es el camino más corto para tratar a los demás con justicia. Sin duda alguna me han amansado.

Me pagan para que cuide a los dinosaurios y resulta que acabo siendo domesticado por ellos.

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