Hay quienes aman más a los saleros que a la sal

Hay quienes aman
más el salero que la sal.
Hay quienes
añoran un determinado tipo de recipiente
tan limpio
tan equilibrado
tan discreto
tan puro
que no pueden contener nada
y les transcurren los días
tan arrinconados
tan vacíos
tan inútiles
tan invisibles.
Esos que aman al salero
más que la sal
no requieren enemigos externos
ellos son sus propios invasores
tan destructores
tan aniquiladores
tan exterminadores.
Y aunque, sin duda alguna,
sus intenciones fueron cada día francas
tan serias
tan sacrificadas
tan inspiradas
acaban sin salero y sin sal.

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