Se escriben cartas de amor y de despedida.

Desde hace años me dedico a escribir como otros se han dedicado a obtener titulaciones o a ganar dinero. Unas veces lo hago para los amigos. Otros para la familia. Otras, las menos, para gente que no conozco.

Y es que escribo cartas de amor y despedida por encargo. Gentes con las manos entumecidas me dicen que les haga el favor. Y yo se los hago. No por dinero. Sino por algo así como amor al arte, para comprobar cuan lejos pueden llegar las palabras, para ser testigo del poder de la gramática cuando cosas del corazón se sacan fuera. Como si fuera ropa mojada que requiere del sol.

Contra todo pronóstico las gentes me piden más cartas de amor que de despedidas. Son más las misivas donde digo cuanto sé del amor y como me doméstica; que en las que describo como se extiende la mano y se humedecen los ojos para decir: adiós.

Si un día te encuentras el anuncio no dudes. Soy yo. Sólo yo. No esperes que el gallo cante tres veces, así que anímate y dile a alguien que le quieres o cierra un círculo. Por mi parte prometo ser discreto y valiente.

Una última cosa, podes invitarme a un banana split si quieres mostrarte agradecido.

Comentarios