Buscamos niños y prometemos devolverlos.

Necesitamos niños entre seis y diez años para una representación teatral en la Navidad. Y como no tenemos los suficientes niños en la manada, nos hemos dado a la tarea de llenar el barrio de carteles.

Algunos los leen y se rién. Otros lo leen como si fuera un anuncio de la Pasta Giovanni Rana. La mayoría ni los ve. Y eso que son de un color verde-limón.

Pero después de tantos años queremos volver a tener una representación navideña que nos haga ver a Belén con otros ojos. Que nos haga recordar cuando fuímos niños. Y es que en mi pueblo decimos que recordar es volver a vivir.

Algo que no dicen los cárteles, pero que prometemos con una mano sobre el corazón, es que una vez acabada la representación, nos aseguraremos de devolver a los niños a sus padres.

Ya sé que la idea no es nueva. Pero esta vez no se trata de innovar sino de ser valientes.

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