El belén ya no es lo que era antes. ¿Pero a quién le importa?

La Navidad está saliendo del armario. Los árboles de Paseo Independencia ya tienen luces. En las tiendas ya hay bolas brillantes y en en el Eroski de la esquina ya han puesto los turrones y los panetones.

Y si todo esto no fuera suficiente para decirnos lo que se avecina ya han comenzado los trabajos para instalar el belén en la Plaza del Pilar en Zaragoza. Este año constará con una superficie total de dos mil cuatrocientos metros cuadrados y simulará un castillo amurallado. Si señor, como Ud. esta leyendo, un castillo amurallado servirá para recrear el sitio donde nació Jesús. La nota de prensa aclará que pese a lo novedoso de este año, las figuras y construcciones adjuntas serán las tradicionales de las fiestas navideñas. ¡Gracias a Dios, al menos habrá algo de toda la vida!

No sé quién es el encargado de organizar cada año tal instalación junto al primer parque temático de Aragón, pero sin duda tal personaje no ha leido nada de los evangelios de Mateo o Lucas en referencia a las circunstancias que marcaron la primera Navidad.

Resulta que Jesús nació en un lugar que no tiene nada que ver con un castillo amurallado. Y cuando digo nada, es nada. Un castillo amurallado es lo más antievangélico y anticristiano para los que celebran la Navidad.

Y yo me pregunto: ¿Por qué los seguidores de Cristo celebran la Navidad?

(Continuará)

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