El fillo del Rey a veces se siente solo. (III)

-¿Y has encontrado lo que buscabas? ¿Te han recibido bien en esta tierra, fillo?
- El paraiso no está en la tierra, Alfonso. Lo buscamos y lo buscamos; pero acabas descrubiéndo un día que lo tienes dentro. Lo mismo pasa con Dios. Buscamos A Dios en los templos, y donde lo hemos pérdido es en el corazón.

¿Pero sabe Ud. algo? Ahora que poseo las cosas que deseaba cuando vivía en aquella isla estoy en pos de otras. Es como si el hambre por tener y poseer nunca se acabase. ¿Por qué será que nunca nos conformamos con una estrella? ¿Será porque en el cielo has miles? A veces me temo que la vida es una constante búsqueda. Yo busco para no morirme. Para que no me entierren mientras tenga aliento. Pero tambien buscamos para sabernos importantes y necesarios. Trascendentes. Queridos. Buscamos para tener un mundo nuestro. Un mundo podamos respirar y caminar. Buscamos porque el mundo de nuestros padres se nos quedó pequeño cuando crecimos. Buscamos porque el mundo de nuestros amantes nunca será el nuestro. Buscamos porque necesitamos darnos a alguien.

Y si, respondiendo a tu segunda pregunta, puedo afirmarte que la gente a sido buena conmiga. De hecho no me puedo quejar. Algunos me han recibido como un hijo, otros como un hermano pequeño. Y para sobrevivir  he hecho de todo. He arreglado jardines. He velado el suelo de los ancianos. He limpiado piscinas. He animado veladas noscturnas para personas que han sufrido accidentes y están aprendiendo a andar otra vez. He repartido propuestas comerciales de puerta en puerta. He servido bebidas y refrigerios en inauguraciones. Con el dinero que he ganado se pueden comprar muchas cosas Alfonso;  ropas, perfumes, comidas, un techo, pero no paz. La paz no. Eso me temo que es un regalo.

-¿Regresarás un día a tu tierra?- me pregunta Alfonso I y presiento que está cansado.

Continuará...

Comentarios