El año nuevo me ha dado por las palabras. Y es que he redescubierto que son importantes. Como vereís no es lo mismo.usar una palabra por otra. Y es que cada palabra tiene su sentido. Su resonancia. Su legado. Nunca es lo mismo sustituir una palabra por otra aunque nos parescan cercanas. Aunque a veces nos resulten similares hay que tener tino. Y es que puede pasar que nosotros digamos una cosa y los demás entiendan otra.
Por ejemplo, una cosa es estar ausente y otra muy distinta es estar perdido.
Estar ausente es no estar. Es estar alejado de un sitio. Es estar desaparecido de un lugar. Describo una situación que puede ser más aclaratoria: cuando falta alguien en la mesa un día de fiesta o cuando alguien no asiste por años a la comunidad que un día formó parte de su vida. Esa persona no está perdida, sabemos donde está, pero simplemente no está cerca. No está donde nosotros estamos.
Por otra parte estar perdido es estar extraviado. Es estar desorientado. Es no saber nosotros donde está una persona. Cito otra situación auxiliadora: cuando alguien muere y la familia( si son creyentesos) albergan dudas sobre el paradero de su familiar. No saben simplemente donde se encuentra. Los increyentes lo tienen más fácil, para ellos la gente que muere siempre la pueden reencontrar en los cementerios.
Cada comienzo de año cuando actualizamos el libro de membresía de la iglesia tenemos dudas sobre donde ubicar a ciertas personas que nunca aparecen por nuestras celebraciones. Yo desde hace tiempo he optado por creerme que los que no vienen a la iglesia no están perdidos, simplemente están ausentes.
Por ejemplo, una cosa es estar ausente y otra muy distinta es estar perdido.
Estar ausente es no estar. Es estar alejado de un sitio. Es estar desaparecido de un lugar. Describo una situación que puede ser más aclaratoria: cuando falta alguien en la mesa un día de fiesta o cuando alguien no asiste por años a la comunidad que un día formó parte de su vida. Esa persona no está perdida, sabemos donde está, pero simplemente no está cerca. No está donde nosotros estamos.
Por otra parte estar perdido es estar extraviado. Es estar desorientado. Es no saber nosotros donde está una persona. Cito otra situación auxiliadora: cuando alguien muere y la familia( si son creyentesos) albergan dudas sobre el paradero de su familiar. No saben simplemente donde se encuentra. Los increyentes lo tienen más fácil, para ellos la gente que muere siempre la pueden reencontrar en los cementerios.
Cada comienzo de año cuando actualizamos el libro de membresía de la iglesia tenemos dudas sobre donde ubicar a ciertas personas que nunca aparecen por nuestras celebraciones. Yo desde hace tiempo he optado por creerme que los que no vienen a la iglesia no están perdidos, simplemente están ausentes.
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