La primera mañana de Enero.

Suele ser fria. Silenciosa. Por mi calle no pasa mucha gente. Así que aprovecho para tirar a la calle todas las aguas acumuladas los días anteriores en botellas o jarras.
Eso de tener agua nueva en casa me da tranquilidad. Nada como comenzar el año con un líquido recien salido de la llave atesorado para ser bebido.
¿Y si pudiera hacer lo mismo con mis líquidos internos? ¿Y si lo hago? ¿Seguiría siendo yo?
La primera mañana de Enero suele ser inquietante. Llena de preguntas.

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