Hay días.

Hay días.

Hay días que tendrás que encerrarte en el castillo
Levantar el puente levadizo
Llenar el foso
Si, dejar fuera a los sitiadores por amor al arte,
a los agoreros del desamor,
a los que son indiferentes porque sí,
a los creen que olvidar es fácil,
a los que han hecho de la inmisericordia un hábito.
Eso si, si los vas a dejar afuera de las murallas
hazlo con pasión y sin remordimientos.
Dejalos al sereno hasta que se descarnen,
deja que sea el viento, o como quieran llamarlo,
lo que los esparza por el prado como si fuera una bolsa de gofio delante de un ventilador.
Deja que sea el tiempo quien deje sus huesos blancos.

Y es que hay días,
días en que tendrás que encerrate en tu castillo
como un último recurso.
Será como respirar bajo el agua:
es incómodo al principio;
pero después te acostumbras poco a poco.

Hay días asi.

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