Donde se queman libros.

Dove World Outreach Center es una iglesia pequeña con el techo a dos aguas. La fachada está cubierta por piedra y muestra una enorme cruz blanca. Dove World Outreach Center está situada en Gainesville, una ciudad donde predominan los árboles de hojas caducas. Gainesville, también es conocida, principalmente, por albergar la Universidad de Florida, la universidad más grande del estado de Florida y la tercera universidad más grande de los Estados Unidos. El pastor de esta comunidad se llama Terry Jones. Le escucho mientras le habla a un reportero de la CNN. Viste de traje gris y camisa blanca. Desde mi salón se le ve serio y pensativo. Pero lo que dice me produce un nudo en la garganta.
Dove World Outreach Center ha saltado a los noticieros porque su pastor ha tenido la iniciativa de conmemorar los nueve años del 11-S quemando coranes este próximo sábado. Pretende que la acción de echar al fuego el libro sagrado de los musulmanes se convierta en una especie de aviso a los islamistas radicales: si nos atacan nosotros también les atacaremos. O sea la actualización de la Ley del Talión. Pero Terry Jones dice más delante de los micrófonos: Dios me lo ha pedido. Estas palabras me dejan sin aire. Y por un tiempo me niego a respirar.
Quemar libros no es algo nuevo bajo el sol. La quema de libros ha sido una práctica histórica generalmente promovida por autoridades políticas o religiosas. Eso de destruir libros u otros materiales escritos está vinculado al fanatismo ideológico o religioso. Su práctica se hace generalmente pública para que sea ejemplarizante. Y es que el fuego no solo nos cocina los alimentos o nos da calor, sino que nos maravilla.
Con respecto al fuego podríamos decir que seguimos siendo muy paganos. Creemos que el fuego nos purificará, nos hará mejores personas, alejará a nuestros fantasmas y extinguirá el mal que hay entre nosotros. Pero hay otra verdad rondando en estos días entre nosotros: el fanatismo no entiende de razones, solo de destrucción y muerte.
Fue el escritor Heinrich Heine quién escribió allá en 1821: Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos.

Comentarios