Sobre los medios económicos, los sueños y el consulado español en La Habana.

Desde que supe que sería ordenado  pastor de la IEE soñé con la idea de invitar a mi padre a Zaragoza. No sólo quería que viniera para tal celebración, sino que pretendía que conociera de primera mano cómo vivía, quienes son mis amigos, cómo es mi casa, en que gasto el dinero, de que medito en voz alta los domingos en mi iglesia, qué como, qué programas de televisión veo, a qué dedico el tiempo libre y todas esas pequeñas cosas que necesitan saber los papás para mantenerse aquietados y no tratarte por el teléfono como si fueras un adolescente. Pero las trabas burocráticas a veces son más fuertes que los sueños. Sobre todo si vienen del consulado español en aquella isla.
Tres años después el sueño ha regresado. Y es que los sueños luchan contra el paso del tiempo. Soñamos para que las cosas no se acaben. Soñamos para hacer perdurable lo que amamos. Soñamos para hacer soportable el mundo en que vivimos. Así que he vuelto a soñar y he creído oportuno que mi padre pase tres meses conmigo ahora que tiene setenta y dos años. Y es que ahora puede caminar, ahora puede hablar, ahora puede recordar fechas y nombres.
Así que me he puesto manos a la obra. Miro el folio que me ha hecho llegar el consulado español en La Habana referente a los documentos necesarios para solicitar el visados de estacia, o sea, para visitas familiares o de turismo y la carne se me pone de gallina.
1. Formulario de solicitud de visa por duplicado.
2. Dos fotografias recientes.
3. Pasaporte en regla.
4. Fotocopias del pasaporte.
5. Reserva de avión con fecha de viaje.
6. Fotocopia compulsada de la carta de invitación que te hace un notario o la Policia en España. 7.Certificados de nacimientos que prueben el parentezco entre mi padre y yo.
8. Fotocopia compulsada de mi documento de identidad.
9. Original de mi certificado de empadronamiento.
10. Acreditación de medios económicos. Para nueve días de visado 513, 14 euros. Para un período mayor de nueve días multiplicar 57 euros por la cantidad de días a solicitar visado.

Como conozco la realidad diaría de mi padre y de aquella isla, enumero los escollos. Y respiro hondo. Y me hago algunas preguntas.
1. Mi padre cobra por jubilado algo así como nueve euros al mes.
2. En mi pueblo no hay estudio fotográfico, mi padre tendrá que viajar a la capital de la provincia a hacerse fotos y pagarla en la moneda paritaria con el dolar o el euro.
3. Mi padre nunca ha visto una fotocopiadora. Deberá viajar a la capital provincial y pagar el servicio de fotocopias en la moneda paritaria.
4. Nínguna agencia de viajes te puede mantener una reserva con fecha de viaje más allá de veinte y cuatro horas.
5. Un billete de venida a España y regreso a Cuba ronda los novecientos euros.
6. Los certificados de nacimientos que prueban el parentezco entre mi padre y yo han de ser legalizados en Cuba y pagados en moneda paritaria.
7. Una extancia de menos de noventa días no es rentable en referencia con todo el coste económico que requiere el viaje.
8. ¿Cómo puede un hombre que gana nueve euros al mes demostrar en el Consulado de España en La Habana que posee la cifra de cinco mil ciento treinta euros para poder estar con su hijo noventa días?
9. ¿Qué ciudadano español gasta diariamente cincuenta y siete euros?
10. ¿Qué precio tiene disfrutar por un tiempo de tu padre?


Mañana acudiré a un notario para que me escriba una carta donde mi padre sepa que es bienvenido a mi casa y de paso se enteren las autoridades cubanas y el consulado español en La Habana . Será el primer paso. Y es que llevo muchos años siendo un tipo prágmatico. Un pastor protestante que se ha sentado a calcular los ladrillos antes de comenzar la construcción. Y quizás es necesario que comience a ser un soñador. De esos que  se levantan por la mañana y mientras se miran en el espejo del baño dicen: ¡Buenos días Espíritu Santo que estás dentro de mí!

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