Cuando recordar es una necesidad.


La Reforma protestante ocurrió en el s. XVI. Eran tiempos de una profunda crisis de la escolástica y la moral en la Iglesia. La simonía acampaba a sus anchas, pero no sólo se estaba pidiendo una reforma religiosa, se estaban pidiendo reformas sociales también.
La Reforma intentó responder a la pregunta: ¿Cómo encontrar a un Dios de gracia para mí? Y la intentó responder en medio de un mundo donde casi todo tenía un precio, incluso la salvación del alma.
La Reforma dijo que la salvación no se podía comprar. Y es que un amor que hay que merecer o comprar, no es un amor. El amor pertenece al ámbito de la gratuidad. La salvación también. No es algo que se pueda cosificar.
La Reforma nos hizo recordar algo que estaba escrito; pero que habíamos olvidado: El justo vivirá por la fe.
¿Tú necesitas que alguien te lo recuerde?

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