Hillsong Live y de lo que Dios es capaz.


Vivimos días despiadados. Me lo confirma el correo postal. Hoy me ha llegado la publicidad para el concierto que Hillsong Live ofrecerá en Madrid. Hillsong Live, para los que no lo sepan, es un grupo de músicos australiano que según la prensa evangélica española son los que más han influenciado en la adoración y alabanza en los últimos tiempos en el panorama cristiano. Ahora realizan una gira mundial que los lleva por los países más ricos del planeta bajo el nombre de God Is Able. En el castellano que se habla en este margen del Ebro vendría siendo algo así como Dios es capaz. Pero esta declaración no me coge desprevenido. En la escuela dominical aprendí que Dios era capaz de muchas cosas. Y los hombres que hablan en el nombre de Dios de otras tantas.
Pero esto no es todo. Hay más. La publicidad muestra a algunos de los componentes de la banda con los brazos extendidos hacia el techo y a miles de personas a su alrededor. Y como toda publicidad que se respete dice que se realizará en el Palacio Vistalegre el 10 de Septiembre. No menciona la hora. Dice también que hay tres tipos de entradas: 1º La de a pie de pista y esa cuesta 18 euros 2º La de las gradas a 27 euros y 3º la de los palcos VIPS a 45 euros. Menciona quien organiza el evento y quien colabora. Y si esto fuera poco anota en letras naranjas que para más información pregunte al líder de su iglesia.
Los presbiterianos lo tenemos arduo si tuviéramos dudas o quisiéramos más información: no tenemos un líder en la iglesia y si hubiera una especie de líder ese sería sin duda Jesús. Pero Jesús no entiende de macroconciertos. Así que ni le preguntaré.
Por lo pronto me conformaré con entrar a youtube y escuchar las canciones. Albergo la sospecha que más temprano que tarde algún joven de la iglesia me preguntará: Pastor, le gustan las canciones de Hillsong? Y no quiero quedarme con cara de carnero degollado mientras me arrasco el cuero cabelludo.
Si, vivimos días despiadados. Pero Dios es capaz de muchas cosas. Incluso de hacer que el invierno se acerque cada día más sin que nos demos cuenta

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