Hay días que necesito que alguien me conduzca por el camino de regreso a casa,y es que no veo.

Hay historias que me inspiran. Hay historias que me obligan a ser mejor persona. Hay historias que son una especie de andamio sobre el cual me apoyo para levantar mi vida. La historia de Lily y Maddison es una de ellas. Es una historia de perros. Y uno de ellos es ciego.

Cuando la enfermedad obligó a los veterinarios extraerle los ojos a Lily, una gran danés, las perspectivas de vida de ella no parecían muy buenas. Nadie creyó que viviría mucho más y que su vida se iría apagando poco a poco. Pero nadie contaba con que otro perro, Maddison, intervendría como un guía para ella. Desde entonces han vivido sin separarse.

Louise Campbell, gerente del centro Dogs Trust Re-homing, en Shrewsbury, ciudad del condado Shropshire, en Inglaterra, cuenta que Maddison es el perro guía de Lily, dice que si están fuera de la casa, Maddison la dirige por el camino y la toca para indicarle por dónde ir. Afirma que es muy conmovedor verlos. Dice que aun le causa sorpresa la manera en la que Maddison cuida de Lily.

Pero toda historia tiene un comienzo. Lily, que ahora tiene seis años, fue atropellada cuando era un cachorro, el accidente dañó de modo irreparable sus globos oculares. Fue entonces cuando Maddison, que actualmente tiene siete años, se acercó a ella y comenzó a ayudarla. desde entonces tienen una relación muy especial. Con los años, al perder su vista, Lily ha desarrollado otros sentidos para saber cuando Maddison está cerca de ella. Duermen juntos. Y sus ladridos no son como los de los demás perros.

Pero hay más. Estos perros han estado viviendo juntos hasta que sus propietarios decidieron que no podían seguir cuidándolos.Y los entregaron a un refugio canino. Ahora esperan que alguien los adopte. Pero no por separados. Irían juntos.

Hay días que necesito escuchar de estas historias. Hay días que necesito saber que alguien detendrá su andadura y se acercará a donde estoy golpeado y desnudo en la cuneta. Hay días que preciso experimentar la limpieza de mis heridas más profundas. Si, hay días que necesito que alguien me conduzca por el camino de regreso a casa. Y es que no veo.

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