Sintomatología descriptiva del desapego.

Todas las cosas tiene un comienzo. Incluso las más pequeñas. Al principio creí que era un catarro aunque no me ardía la garganta. No tenía fiebre. Tampoco me dolía la espalda. Pero sabía que algo estaba germinando en mi. Dentro de mí. Tras mirarme los ojos en el espejo supe que el mal no era del cuerpo sino del alma. El desapego había hecho morada en mí. Hay enfermedades que llegan y se van. Otras no. Otras llegan y te acompañan a donde quiera que vas. El desapego es de estas últimas.
Generalmente las personas que conozco se asustan mucho, y hasta se dan por ofendidas, cuando les comunico que porto el desapego. Pero la realidad es cruda: no extraño aquellaisla ni añoro un amor que decidió no amarme. Y es que para algunas personas el desapego es como un alejamiento frío y hostil de nuestros recuerdos. Es como una justicia sin misericordia. Como una venganza. El desapego tiene mala prensa en esta parte del mundo aunque es inicuo. 
Supe que sufría desapego cuando decidí amar sin necesidad de esperar nada a cambio. Y cuando digo nada es nada. Supe que estaba contagiado del desapego cuando comencé a involucrarme con la vida sin volverme loco ni asumir posiciones extremistas. Y es que el desapego es una especie de libertad interior que nos muestra el camino del amor sin necesidad de hacernos daño a nosotros mismos. Ahora hay días de serenidad en mi, ahora hay horas de una profunda paz a mi alcance, ahora hay minutos en que no me siento culpable ni responsable por la manera en que los demás viven a mi alrededor.
Ya sé que es normal decir, y hasta hacemos una fiesta para recordar, cuando nacimos; pero tener el recuerdo claro de que día comenzamos a vivir con desapego no es costumbre. Pero estoy aprendiendo que hay cosas que hay que comenzar a practicarlas sin esperar la aprobación de los demás. Estoy aprendiendo a iniciar nuevas tradiciones y a celebrar nuevos sacramentos. Nunca me dijeron que el desapego es un arte pero lo es. Nunca me informaron que el desapego es una manera de vivir y una elección cotidiana. Así que ahora me doy permiso para vivirlo y para elegirlo. 


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