He optado por volver a la vida

¿Cuántas veces
puede una estatua
soñar con qué está viva?
Ahora me hago esa pregunta,
ahora que transito esa etapa
entre el vivir  y el observar,
que es como se denomina
en el Norte,
a la crisis de los cuarenta.
Ya sé que la línea es delgada
y que entre el descanso y la vacilación
sólo hay un escalón.
Ya sé, también por experiencia,
que es muy fácil convertir
los trabajos en el jardín
en una jornada de soledad.
Pero la soledad nunca me asustó,
me da más temor
la falta de compasión.
Por eso he iniciado
una serie de rutinas:
en otoño hago una oración por las hojas caídas,
en invierno le canto al hielo,
en primavera me ofrezco una ofrenda de flores,
y en verano hago una peregrinación al mar.
¿Cuántas veces
puede una estatua
soñar con qué está viva?
Podría decirte
que setenta veces siete.
Pero no me lo oirás decir.
He optado por volver a la vida
cada vez que me miras.




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