Orando alrededor de una mesa de IKEA.

Los dinosaurios y yo oramos por la comida mientras cocinamos y mientras comemos. La mayoría de nuestras reuniones son alrededor de una mesa. Y es que las mesa es el mejor sitio para acercarnos a alguien sin causarle heridas. Es el mejor mueble de la casa para recibir al que estaba lejos. Es el mejor espacio para colocar un pan y ver como desaparece entre los labios. Nosotros oramos para que cada una de nuestras acciones puedan construir algo, puedan sanar algo.
Los dinosaurios oran por mí y yo oro por ellos. Oramos porque deseamos estar juntos. Porque nos creímos esa sentencia que dice que una familia que ora unida permanece unida. Pero también oramos para no estar solos cuando estamos lejos. Oramos para que Dios encuentre las ventanas del alma abierta y pueda entrar.
Los dinosaurios del rebaño y yo oramos para que las cosas que están escritas se cumplan. Y es que creemos que en esta vida hay que crear espacios para que las sueños que tuvimos se hagan real. Para que las personas que están separadas se puedan encontrar y para que los que tienen hambre se sientan a la mesa aunque tengan las manos sucias. Oramos para que no nos olvidemos de Dios. Y  es que hemos llegado al acuerdo de que los problemas se presentan porque nos hemos olvidado de Dios.
Los dinosaurios y yo hemos colocado una mesa a la entrada de la capilla. Es una mesa de IKEA. Es de color cerezo oscuro. Habrá quien piense que es una mesa para poner decorados; pero no es así. Las apariencias engañan. Es una mesa para comer. Es una mesa para orar cogidos de las manos mientras el olor de los frijoles negros sazonados con comino se esparce por el edificio. Dios es como el aroma del comino, lo inunda todo.

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