A Placetas.

Algún día 
tendré que regresar a ti.
Tú,
que tienes las calles anchas
y el mar tan lejos.
Y lo haré para encontrarme
con la persona que fui,
la que se negó
a vivir del otro lado del Atlántico.
Algún día
volveré a ti
sin tener que pedir permiso
y dormiré en el centro de la isla
como si fuera mi cama.
Algún día retornaré a ti, 
como quien viaja
en una máquina del tiempo
a encontrar lo que no pude
llevar conmigo en la maleta,
como quien retorna
con la falible creencia
de que los amigos y la familia
están donde mismo los dejamos
y que no han envejecido.
Algún día
entraré al parque central
ese,
el que está custodiado por laureles,
y en algún lugar
donde nadie me puedas ver
pondré una flores
y lloraré por los que ya no están.
Algún día
regresar a ti
no será como un dolor profundo
ni como una espina que duele
y que no vez donde está encarnada;
sino que el volverte a ver
será como tomar un medicamento,
un bálsamo,
un remedio.

Si, a ti regresaré,
algún día;
pero no ahora,
así que mantente viva.

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