Cuando la oscuridad se detiene.

Parece ser que no todos los días son buenos. Que hay horas oscuras. Que hay un tiempo para la inquietud.
¿Pero qué es en sí la inquietud?
La inquietud se refiere a una conversación negativa con uno mismo. En el castellano que se habla en el valle del Ebro significa nada más y nada menos que falta de quietud, desasosiego, o sea, falta de paz. ¿Cómo luchar contra la inquietud? Muchas veces no lo sé. Estoy desarmado frente a ella en algunas estaciones. Otras veces, simplemente sigo caminando con la esperanza de que el día llegue. Avanzo al encuentro de una mañana. Y es que la agitación que me produce la inquietud es en sí misma una especie de oscuridad que no me deja ver.
La inquietud se vale de las palabras de los demás para imponer la oscuridad en nuestra alma. Cuando recuerdo y rememoro las palabras que me han hecho heridas veo que sin aparecer en escena la sangre brota la inquietud a borbotones. Y  me ordena que me  haga preguntas que nunca podré responderme a mí mismo.  ¿Qué significan esas palabras? ¿Por qué me ha tratado así? ¿Debo responderle ahora u ofrecerle un no-respuesta? Con la oscuridad crecen malas hierbas. Es como la cizaña que en medio de la noche germina entre el trigo.
Quizás un día pueda reírme de todas estas narraciones que me he estado haciendo a mi mismo. Narraciones donde la cizaña era más importante que el trigo. Donde la oscuridad era el actor principal. Donde las palabras de juicio que los demás hacen de nosotros cobran más valor que lo que Dios susurra de nosotros y donde al amor es más grande que la muerte. Pero hoy no es ese día.
He estado trabajando durante años para que las fisuras del corazón fueran taponadas por los vendajes del éxito. Pero las heridas son heridas y a veces necesitan que les azote el viento y el sol para que se curen. Para que se cierren. Para que se conviertan en cicatrices. En marcas.
Quizás estoy necesitando darme permiso para dejar de entronizar los logros y las victorias. Quizás debería abrir las ventanas del alma para que entre Dios. Quizás las palabras no sean tan importantes como las acciones. Quizás cuando la oscuridad se detiene es que la luz comienza a moverse. Quizás. Quizás. Quizás.

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