En un agujero en el suelo, vivía un hobbit.

A veces me descubro a mí mismo con las manos embarradas de tierra construyendo un agujero para esconderme. Y no es que quiera desaparecer. No, por esta vez esconderse y desaparecer no son sínonimos. El primer verbo está relacionado con la acción de ocultarse, de encerrarse, de callar. Y es que hay días que no quiero ser visto ni encontrado. Hay días que preciso hacer silencio. Y por eso vengo aquí, a este agujero, y hago de él mi casa.  Y le pido al Sr. Dios que me deje solo. Y él como buen caballero me deja solo. Y me preparó un té con cáscaras de manzanas deshidratadas y me siento junto a las velas a leer. Y es que a veces es bueno tener como única compañía a ti mismo. Pero sólo a veces.
Desaparecer es otra cosa. Otra cosa distinta. En ocasiones, hasta se torna ofensivo. Cuando no queremos que alguien nos controle, desaparecemos. Cuando nos da miedo lo que otros dicen, desaparecemos. Cuando no queremos que el Sr. Dios nos vea desnudos, desaparecemos detrás de unos arbustos.Y es que las palabras nos averguenzan, nos hieren o nos hacen reflexionar. Quizás por ello hay muchas gentes que abandona sus familias, sus pueblos, sus iglesias. No soportan el verse desnudos ante tanto público. Y se van sin decir por qué. Y es que no quieren llorar donde los demás los vean ni reflexionar porque correrían el riesgo de aceptar que han estado equivocado todos estos años. Si, hay personas que simplemente desaparecen de nuestras vidas. Y es como si la tierra se los tragase. O como si hubieran hecho un viaje al Triángulo de las Bermudas.
Pero hay otro significado de la palabra desaparecer que casi nadie menciona. La indiferencia. Cuando pretendemos que alguien reciba el mensaje de que nos resulta invisible, de que no nos importa, nos vestimos con el traje de indiferencia. Esta acepción de la palabra me pone la piel de gallina. Y enmudezco. Y me toma por asalto. Y me desarma. Y me quedo sólo y a la deriva como un iceberg. Y es que la indiferencia es un error básico de la mente que a dónde único conduce es a la insensibilidad.
¡No me preguntes que hago aquí Sr. Dios!. ¡No me digas que tengo la camisa blanca sucia por la tierra!. ¡Ya lo sé!. No, no he estado construyendo un agujero porque sea un hobbit. Simplemente me estoy embarrando las manos de tierra porque no quiero ser una persona insensible y quiero saber de donde vine.





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