Estoy pintando un cuadro del futuro, porque es el lugar donde quiero ir.

He vuelto a los pinceles
como si fuera un asesino
que regresa al lugar del crimen
para asegurarse que no ha dejado huellas.
He estado embarrandóme de acuarelas
de tonos azules adviento
durante los últimos días
y nadie se ha dado cuenta.
He esperado que bajo el cielo
donde habito
la luz sea fálible y equivoca
para colocar un caballete en mi ventana.
He reanudado la pintura
y he guardado silencio
como un lince agazapado
que espera a la liebre en el recodo del camino.
He  reemprendido la misión
de dibujar lo que va a venir
como lo ven mis ojos
sin apologías ni desastres.
Y es que estoy perfilando
como será el lugar donde vive
eso que llaman la eternidad.
Y te puedo decir
que en él hay un horizonte apacible
con alguna bruma nada amenazante.
Que hay unas barcas
que hay unos árboles
y es que no me imagino
el porvenir sin árboles.
Como tampoco me imagino
a Stochkolm sin el archipielágo
o a Cuba sin La Habana
o el Puente de Piedra sin el Ebro
o yo sin ti.
No, no tengo la visión de estar salvandóme solo.
Por eso te digo ahora
que he vuelto a pintar
y estoy pintando un cuadro del futuro,
porque es el lugar a donde quiero ir.
Pero no quiero irme solo,
¿me dás tu mano?





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