Mi decálogo.

1. No tendré apego por lo material. Ni residencia fija ni posesiones. Sólo la liberta.
2. Viajaré en transporte público. También aceptaré el autostop.
3. No hablaré  más que cuando sea estrictamente necesario. Pero podré escribir todo lo que quiera.
4. Me ducharé a la vieja usanza. Esto me permitirá ahorrar agua.
5. No llevaré equipajes grandes. Sólo lo imprecindible: un cepillo de dientes.
6. Evitaré las fiestas populares. Me gusta la soledad.
7. Recordaré a los abuelos. Ellos son los héroes de la fe.
8. Me alimentaré con ensalada César y cheesecake. La sopa es para enfermos.
9. No me dejaré gobernar por las emociones. Son fálibles y equivocas.
10. Amaré al gospel sobre todas las cosas.

Zaragoza, 2012

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