No need to say goodbye.

Cuando te vayas de Cuba
no necesitas cargar con un gran equipaje
y es que las cosas que más pesan
y no se trata de piedras del Cobre,
las llevas dentro del pecho
como si fueran una medalla protectora.
Cuando te vayas de Cuba
no precisarás  pasar por la aduana,
olvidáte de los trámites burocráticos,
y es que todo el arte y todo el oro
lo llevas tus recuerdos.
Cuando te vayas de Cuba
no te seques las lágrimas,
no escondas tu tristeza,
no suspires por el país que se queda
flotando como si fuera un barco de papel,
no repitas los nombres
de los que amas con la intención de no olvidarlos nunca,
estas cosas no sirven de nada
ni mitigan el dolor,
ni hacen más soportable el viaje.
Cuando te vayas de Cuba,
si es que alguna vez te has ido de verdad,
no digas adiós.
Los cubanos siempre vuelven.

Placetas, 2012




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