El imperio siempre contraataca.

Cuando Anakin Skywalker se pasó al lado oscuro de la Fuerza me llené de desesperanza. Mis amigos más cercanos lo adivinaron y me invitarón a un batido de pistacho. Pero frente a un batido de pistacho se manifiesta el filosofo que hay en mí. Y nadie lo puede conjurar ni echar fuera.
Ser optimista y tener esperanza son dos opciones muy distintas. No es lo mismo ser optimista que tener esperanza. Cuando me muestro optimista estoy proclamando un mensaje de que las cosas irán mejor en el futuro. Cuando me muestro con esperanza mi mensaje es otro: el Sr. Dios cumplirá su parte del pacto y podré conocer de tú a tú a la libertad.
Mis amigos más optimistas siempre hablan del futuro y es que el presente está lleno de nubes que esconden el sol. Pero mis amigos con esperanza viven en el presente y me invitan a dar un paseo por Parque Grande aunque el cielo esté nublado y a lo lejos se escuchen truenos de una tormenta de verano.
La desesperanza siempre está lista para asaltarnos en medio del camino y dejarnos desnudos y golpeados. Es como el lado oscuro de la Fuerza. Es como el amor al dinero. Es como la falta de misericordia. Siempre dispuestos a contraatacar.
Tengo amigos optimistas y amigos con esperanza. Los primeros me empujan a dar pasos. Los segundos son mi andamio. Y es que se dirigen al final de los tiempos sin la más mínima certeza de cómo serán los días venideros pero esperanzados. Como me quedo yo después de beber un batido de pistacho.

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