Estoy en Estambul sin tí.

Necesitas un amante
alguien que te guíe
una persona que se ocupe de ti
cuando tú no puedas.
Un individuo que te reconforte
con caricias
y si es posible
que te consuele
esos días que el dolor
no te deja ver el sol.
Pero no se trata de crear un amante
inmaginario
y níveo.
Los amantes no pueden hacerse
como si fueran un regalo
o una tarta de cumpleaños.
Los amantes tienen limitaciones
y debilidades
y se parecen mucho a mí.

A mi
al que no correspondiste
y que estoy lleno de taras
de sombras
y que me fui lejos.
Tan lejos
que desde el Estrecho del Bósforo
te añoro y te deseo.

Tú necesitas un amante
y yo estoy en Estambul sin tí.

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