Me vas a echar de menos.

Querida Riana:

Los jueves me levanto de la cama cuando el sol comienza a salir entre los Pinares de Venecia, bebo un zumo de piña, me coloco los audifónos y salgo a correr hacia el este mientrás escucho Born to die, cantado por Lana del Rey. Y corro para expulsar los demonios que llevo dentro. Y me voy lejos. Donde no me puedes ver.
Mi vida emocional, no sé si por ser isleño, está de mudanza constantemente. Y no solo de norte a sur, sino de oriente a occidente. Los amigos que me acompañan, por la  peninsúla y más allá del muro, lo saben. Saben que la alegría y la tristeza, que la esperanza y la desilución, que la soledad y la algarabía me hacen sitios, me encañonan, me abren fuego y me toman por asalto. Y es que durante años he estado lidiando con los sentimientos que como ángeles de la oscuridad tratan de apoderarse de mi. Y que me piden que haga de ellos mi identidad.
Pero no, lo que siento no define lo que soy. Así que he escrito en la puerta de casa, para leer cada día, antes de salir al mundo exterior: no es lo mismo la vida emocional que la vida espiritual. En realidad no sé nada del futuro ni lo que los días por venir nos regalen en emociones, pero una certeza me alumbra: somos los hijos amados del Sr. Dios.

Te abrazo

p.d. Me vas a echar de menos.
 

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