Cuando los humanos se encuentran con los animales, ¿a qué no sabes quién sale perdiendo?

La primera noticia es de la semana pasada. Y estaba redactada en estos términos: a 11.30 de la mañana en Chile, un hombre de veinte años forzó la jaula de los leones del Zoologico Metropolinano de Santiago, que a esa hora estaba abierto al público y lleno de familias con niños, en un día festivo. En menos de un minuto el sujeto logró ingresar por el techo de la celda, donde se hallaban dos hembras y un macho de leones africanos. En ese momento se desnudó y se colgó en el cuello de Manolo, el león. Una de las hembras, llamada Flaca, molesta lo arrastró hasta el lugar donde duermen y comenzó a morderlo. El personal del zoológico activó el protocolo de seguridad que, en unos tres minutos, finalizó con la muerte de Manolo y Flaca y con el traslado del individuo a una clínica de la capital chilena.
La segunda noticia  se publica hoy. Un niño de tres años ha sido rescatado después de que cayera en el foso de un gorila en el zoológico de Cincinnati, en Estados Unidos. El pequeño se acercó hacia la verja que delimitaba el recinto y cayó de una altura de cinco metros. El gorila, un macho que pesaba casi 200 kilos, ha cogido al niño de una pierna y lo ha arrastrado por el agua. A pesar de que el simio no ha hecho ningún amago de atacar al infante, el equipo de animales peligrosos del zoológico ha disparado y matado al animal ante la peligrosidad de la situación. Se nos dice que la decisión no se ha tomado a la ligera. El niño se encuentra en el hospital con heridas graves, pero se encuentra fuera de peligro.
Estoy aprendiendo a no guiarme por las apariencias. A ser equilibrado. A no contentarme con la primera lectura sino insistir. Mirar una y otra vez. Pero sospecho, y mira que yo no soy muy de las sospechas, que se está convirtiendo en un mal hábito sacrificar a los animales que pueden representar un peligro para los humanos que invaden sus espacios. Y las señales que recibo me indican que la humanidad ha optado por la cultura profiláctica de la muerte.
Por lo pronto he tomado algunas medidas personales. No permito que Liahón y Basil I se relacionen con cualquier tipo de humano. Y he dejado de visitar los zoológicos.

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