Cuando la rana tenga pelos

¿Y para cuándo el doctorado en historia?
me preguntaste mientras comía spagueti con salsa boloñesa
en la Plaza San Francisco
y entonces supe
que tenias predilección por los títulos académicos,
que en ello te iba la vida.
Asi que sin meditarlo mucho,
porque no puedo comer y meditar a la misma vez,
te miré bucólicamente,
como miró Saúl al soldado
que le ayudó a suicidarse
y trague lo que tenía entre los dientes
y dije:
Cuando la rana tenga pelos.
Vengo de una tradición familiar
y de fe, por qué no decirlo también,
muy sencillas,
minimalistas,
elementales,
donde la uzansa,
donde lo importante
no era quién es mi padre,
ni a qué me dedico,
ni si tengo esto o aquello.
¿Me imaginas lidiando
con un doctorado ahora?
Ahora que las ovejas
a penas tienen hierba y las fuentes están secas.
¿Me imaginas contendiendo
con la exégesis y las etimologías,
con las bibliografías y el academicismo
galopante?
Mi imaginación no llega a tanto.
Mis anhelos son más sobrios.
Te lo voy a decir una vez,
y nada más.
En este momento de mi vida
no preciso de más galardón
o recomocimiento
que el saber
que cuando se acabe el dinero
y tenga hambre,
podré regresar a casa,
aun sin zapatos
y mi padre armará una fiesta
y me colocará un anillo entre los dedos.

Comentarios