El Espiritu Santo es chica

¿Por qué en tu iglesia hay tantas mujeres? me preguntó Susan White hace años. Sin pensarmélo mucho le respondí: Porque tienen un pastor muy guapo y elegante.
Pero la verdad es otra. Las causas no tienen mucho que ver conmigo. Y si con la propia condición de ser mujer. Pero si dejo salir lo de carismático que hay en mí, puedo hasta decir que más bien es por culpa del Espíritu Santo.
Fué una mujer quien me enseñó a hablar. Las primeras historias que escuché de Jesús me las hizo una mujer. Quienes sostuvieron la iglesia de mi infancia cuando ser cristiano en Cuba era un acto antigubernamental fueron mujeres. Fué una mujer quien me trasmitió la sed de leer historias y de ser libre. Fué una mujer quien me enseñó a multiplicar la comida para que la visita se sintiera contenta en casa. Fué una mujer quien vió cosas hermosas dentro de mí, aunque por fuera era feo e hizo lo imposible para que viera el mundo desde otro sitio.
Puedo llegar a confesar incluso que han sido las mujeres quienes más me han perdonado, quienes más me han curado, quienes más me han tolerado.
Así que si quieres preguntarme por qué en la iglesia hay más mujeres que hombres no te compliques buscando razones sociológicas o sexuales. La respuesta está delante de nosotros: el Espíritu Santo es chica.

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