La teoria y la práctica

La teoria dice:
La manera en que nos sentimos con nosotros mismos
afecta la manera en que nos sentimos con todo lo demás.
La teoría dice:
Los problemas nos revelan nuestra visión interior;
la autoestima es la clave del éxito o del fracaso.
Pero yo me sigo haciendo preguntas.
Ya sabes, esas que no vienen en los manuales de Bucay.
¿Dónde estaría si no hubiera decidido salirme de aquella isla?
¿Cómo sería mi presente si no estuviese dispuesto a renovar mi teología cada mañana?
¿Es este el futuro que deseo?
La teoría dictamina que es muy fácil no pensar,
distraerse en otras cosas,
perderse en la inconciencia.
Pero cuando abro los ojos
y agudizo los oidos,
sé lo que estoy haciendo con mi vida
y esa lúcidez o esa certeza,
como más te guste llamarla,
me viene de caminar tantas veces
el camino al matadero.
La teoría nombra los elementos necesarios para establecer lazos:
Cita los compromisos,
reclama las evidencias,
pronuncia recordatorios;
los verbales y los no verbales.
Se pronuncia a favor de las conversaciones significativas,
en las que hay que interactuar,
en las que no se habla;
pero se mira con ternura.
Exige de las actividades,
nos insta a averiguar que le gusta a las demás personas,
y a involucrarse con ellas.
Sermonea sobre las necesidades físicas,
me dice que sea cariñoso,
como si yo no lo fuera sufiente,
me dice que toque con las manos,
cuando sé que lo que más me gusta es tocar con el alma,
me reta a que abrace,
a que aprovisione.
Y yo me digo: ¿Y a mi cuándo?
¿Acaso debo volverme más sensible?
¿Debo romperme más?
¿Hasta donde debo avanzar con fe?
¿Hasta donde debo?
¿O mejor aún?
¿Hasta donde puedo?
Bueno ya lo sabes,
una cosa es la teoría
y otra muy distinta
es la práctica.

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