¿Te imaginas?

¿Te imaginas?
¿A mí reconciliándome
con mis enemigos?
¿A mi que tanto me seduce
el libro de Deuteronomio?
¿Yo que izo la bandera donde habito
como un ejercicio de memoria?
¿Serías capáz de presentirme
 alargando el brazo y abriendo las manos?
¿Te figuras a mí sonriendo
delante de los que me rompieron el corazón?
¿Te haces una idea
de que haya renunciado a la venganza?

¡Que alteración del orden establecido!
¡Que agitación entre las gentes!
¡Que revolucionario sería!



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