De vez en cuando los dinosaurios se acercan a confesarse. Y no porque
esté estipulado en el Libro Común para el Rebaño. De hecho no tenemos ese libro en la biblioteca. Lo hacen como un
simple ejercicio de limpieza interior. Hablan para sacar fuera el mal
que hay dentro. Hablan para no estar solos. Para que el sol les dé de
lleno en sus palabras. Les quite las manchas y los haga más blancos.Y es que no hay nada como andar por la vida sin piedras en los bolsillos.
He de confesarme yo también. Hay días en que no sentimos nada. Amanecemos sin notar la frialdad de la mañana y asi contínuamos el día. Sin que la piel sienta, sin que los ojos vean, sin que los oidos oigan, sin que la nariz huela. Son días en que estamos inmunes a las señales y a las metáforas. Sobre todo a las metáforas. Y quiero dejar bien claro, porque sé que entre nosotros habitan literalistas, que no se trata deuna crisis de fe. El Sr. Dios nos libre. Simplemte no hay fe. Y no podemos ver más allá del horizonte.
Así como no esta estipulada la confesión para los del rebaño, tampoco lo está el castigo. Así que no puedo darme el lujo de echarles en cara frases como: ya te dije que por ahi no fueras o es que ya no te reunes con nosotros. Simplemente les recomiendo hacer una dieta paisajística y vulgar. La dieta paisajística consiste en pasear y no dejar de ver. Dejarse inundar por el paisaje. Dejar que entre y se adueñe de todo. La dieta solar es más sencilla y más brutal. No es otra cosa que ir al parque más cercano y sobre la hierba tirarse al sol. Sin miramientos. Ni temores. Y antes que se marchen los confesantes les doy un abrazo y a los más sobrios una palmadita en la espalda.
Por la experiencia en estos últimos meses sé que los abrazos suelen ser más efectivos que las palmaditas en la espalda o que una tisana de manzanilla. Nada como el full contact para hacer de un día en que no sentimos nada un día en que alguien nos dió un abrazo.
He de confesarme yo también. Hay días en que no sentimos nada. Amanecemos sin notar la frialdad de la mañana y asi contínuamos el día. Sin que la piel sienta, sin que los ojos vean, sin que los oidos oigan, sin que la nariz huela. Son días en que estamos inmunes a las señales y a las metáforas. Sobre todo a las metáforas. Y quiero dejar bien claro, porque sé que entre nosotros habitan literalistas, que no se trata deuna crisis de fe. El Sr. Dios nos libre. Simplemte no hay fe. Y no podemos ver más allá del horizonte.
Así como no esta estipulada la confesión para los del rebaño, tampoco lo está el castigo. Así que no puedo darme el lujo de echarles en cara frases como: ya te dije que por ahi no fueras o es que ya no te reunes con nosotros. Simplemente les recomiendo hacer una dieta paisajística y vulgar. La dieta paisajística consiste en pasear y no dejar de ver. Dejarse inundar por el paisaje. Dejar que entre y se adueñe de todo. La dieta solar es más sencilla y más brutal. No es otra cosa que ir al parque más cercano y sobre la hierba tirarse al sol. Sin miramientos. Ni temores. Y antes que se marchen los confesantes les doy un abrazo y a los más sobrios una palmadita en la espalda.
Por la experiencia en estos últimos meses sé que los abrazos suelen ser más efectivos que las palmaditas en la espalda o que una tisana de manzanilla. Nada como el full contact para hacer de un día en que no sentimos nada un día en que alguien nos dió un abrazo.
Comentarios
Publicar un comentario