De como me salí del paraiso

Fue un proceso.
Y como todo proceso requirió de un tiempo y de la interacción de varios factores. No importa en que orden fue. Pero ocurrió. Ahora sabemos que el orden de los factores no altera el producto.
Ahora sé más cosas que cuando tenía doce años. Sé, por ejemplo, que en nuestra mente hay miles de recuerdos que configuran nuestra biografía más intima. Y que algunos recuerdos los encerramos bajo siete llaves en un arcón que escondemos en la parte más profunda de nuestra cabeza. Donde nadie pueda llegar. 
Durante muchos años he estado edificando mi identidad diciendo lo que tengo, lo que hago o lo que la gente dice de mi. Pero he de confesar que mi conocimiento es superficial. Es como ese barniz que cubre la madera de mi sillón. Tiene una capa muy fina y muy frágil. Yo no soy lo que tengo enrealidad. Yo no soy sólo lo que hago cada día. Yo, de hecho, no me parezco en nada a lo que la gente piensa de mi.
Pero hay otra cosa que atesoro y que muchas veces no me atrevo a decir en voz alta para que no me tilden de raro: soy alguien amado del Sr. Dios. Lo cotidiano me dice que cuando amo, el Sr. Dios está cerca. Y cuando experimento el desamor, el Sr. Dios está lejos. Pero lo cierto no es que no que él se salga o entre en mi geografía, en dependencia de mis estados anímicos. No, no se trata de la geografía por esta vez. Sino que soy yo quien me doy permiso para irme con el trono de hierro a otro lugar. Lejos. Esta especie de mudanza es lo que los pintores y los poetas han nombrado como la caída, pero que yo rememoro como el día que me salí del paraíso.
Mi salida del paraíso ha tenido que ver con un proceso del olvido. Del no recordar. Es una especie de alzheimer espiritual. Y es que no soy capaz de recordar, con la frecuencia que debería, quién soy yo en realidad. Y por eso, estoy obligado a responder cada vez que alguien me pregunta quién eres con yo soy un pastor, soy este que ves aquí con un cuerpo de isla, soy este con este curriculum vitae, o soy yo y mis circunstancias. Estas son respuestas fallidas. Equívocas. Lo cierto es que lo que hago con mis manos, lo que expreso con mis labios y lo que erijo con mi mente se ha convertido es lo más importante de mi identidad.
Por eso hay días que me siento en medio de este valle sin compañía. Y es que mi soledad se ha convertido en una especie de protesta social y teologica . Si, soy un protestante. Pero eso no ha evitado que pueda expresar grafías lo que es estar solo y en medio de la oscuridad. También he de decir que vinieron días que estaba desorientado. Como perdido. Tropezando con pequeñas piedras y golpeándome con enormes rocas. Sin entender por qué estoy tan lejos de ese sitio de donde surge el río Pisón y que me habían prometido.
¿Qué cómo fue que me salí del paraíso? 
Fue un proceso. Y comenzó cuando me olvide de quien yo era.

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