Hay una foto de familia




Querido Onésimo:


A veces, sólo la fe nos alumbra. Después de muchos años el campamento de jóvenes ha regresado a Jaca y te escribo para que lo sepas.


Hemos estado estudiando juntos el libro de Nehemías. Hemos aprendido a reconstruir murallas, a buscar un tiempo para la oración en medio de tantas cosas por hacer y por decir, pero que sin el silencio no tendrían sentido. Hemos aprendido que no siempre las leyes son justas, que a veces hay que decir no a una injusticia sin perder la ternura. Y al final de la semana hemos colocado una mesa grande en el patio interior de la casa y hemos comido, y reido, y bailado bajo las esrellas. Era nuestra manera de proclamar que todo tiene su tiempo. Todo. Incluso el de ser agradecidos. Pero también hemos estado caminando fuera de las murallas de la ciudad. Aqui te pongo una imagen. Falta la que hizo la foto, se llama Gloria. Salimos de Jaca por la puerta del oeste. Hacia el valle de Aisa. Queriamos caminar sobre las aguas del río Aragón. Y la manera más sencilla era llegar al puente de San Miguel.


De este puente no sabemos la fecha de construcción, pero albergamos la sospecha, por su estilo y estructura que es del siglo XV. Ahora está restaurado. Su longitud total es de noventa y seis metros. El puente presenta un alzado asimétrico, pues apoya directamente sobre la orilla derecha, más alta y sólida, mientras descansa directamente en la propia terraza fluvial en la izquierda. Tiene un arco central de diez y siete metros de altura. Y alli nos colocamos y nos hicimos esta foto. Es una foto de familia.

Ahora los jóvenes de la foto han regresado a sus casas. Algunos se han dado permiso para que las lágrimas le recorrieran el rostro. Otros no se lo han dado y han llorado por dentro. Como lloramos cuando no queremos que nadie nos vea. Yo he regresado al valle del Ebro. A casa. Antes estábamos cerca. Ahora estamos lejos. Así de intenso es el círculo de la vida. He mandado a imprimir la foto sobre el puente y la he atesorado, para que un día, cuando esté tentado a ser desagradecido y olvidadizo pueda volver a decir ¡gracias por el fuego, gracias por el fuego, gracias por el fuego!


Después de muchos años el campamento de jóvenes a regresado a Jaca. Y hemos aprendido que para que algo sea verdad, para que algo perdure en el tiempo, para que algo nos toque el corazón, hay que decirlo tres veces.


Te extraño.

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