Y la dejo ir

Cada vez que les hablo a las ovejas
y a las cabras sobre Sr. Dios
terminamos hablando sobre la gracia.
Entonces viene una de ellas,
generalmente una oveja,
se planta delante de mí
y me recuerda que el Sr. Dios
también es justicia.
Pero esa justicia
quiere decir para ella:
¿Cómo puede el Sr. Dios
querer de la misma manera
a esas desgraciadas cabras pecadoras
igual que a mi
que me comporto de una manera
tan apropiada?
Y entonces
me muerdo la lengua,
trago en seco
y la dejo ir.
Y es que hay ovejas
que aun dentro de un rebaño
están muy perdidas.
y no lo saben.


Comentarios