Algunas cosas las aprendí cuando era niño en la escuela dominical y
nunca las he olvidado. ¿Un ejemplo? Puedo citar varios: La ballena es un mamífero. Nínive
fue una ciudad imperial. Y Jonás, bueno, Jonás era un nacionalista. A veces miro mi vida. A veces me pongo delante del espejo para verme los
ojos. Para verme por dentro. A veces leo un libro para saber donde
estoy. A veces el Sr. Dios me habla. A veces el Sr. Dios se queda mudo y yo enmudezco. A veces estoy con personas muy diferentes a mi. A veces eso me enoja. Y es que soy un hombre de costumbres. De
viejas costumbres.
Jonás es un profeta diferente. No proclama largas homilias. Su discurso es
mínimalista. Pero tambiés es alguien que prefiere la huida antes que la
confrontación. Jonás es un nacionalista de toma pan y moja. Por eso no
cree en la misericordia del Sr. Dios a la hora de hacer la misión a otras
gentes que no son los de su pueblo. El es más partidario de usar con
ellos el juicio, el castigo, el Apocalipsis. Jonás no entiende al Sr. Dios. Por eso opta por el divorcio. Por la
separación. Por la lejanía. Y no recuerda que un principio teologal a la
hora de misionar es aceptar la idea de la soberanía de Dios. Jonás olvida que es un hombre falible y limitado y que no puede hacer la voluntad del
Sr. Dios haciendo uso de sus propios medios. Jonás está enojado porque el Sr. Dios quiere darse a conocer a los de Nínive. Por eso lo único que
escuchamos en medio de tantos ruidos es que el Sr. Dios le dice no a Jonás y si a los ninivitas. A veces me veo luchando hasta el último momento en imponer mi estrechez a
la amplitud del Sr. Dios. Y es que el problema la mayoría de las veces
no son lo diferente que puedan ser los demás, sino la manera que yo veo el
mundo: con muy pocos colores. Mientras yo me muestro como un particularista el Sr. Dios es un
universalista. Mientras yo pongo límites al amor el Sr. Dios ama sin
ellos. Si, las viejas costumbres de hacer misión
sin misericordia son difíciles de olvidar. Se te incrustan como un tatuaje.Y es que hay costumbres que
son más fuerte que el amor. ¿Quién me librará de tanto desamor? ¿A qué playa tendré que arribar?
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