Rojo

 

 



 

 

 

Hay palabras y expresiones usadas en las Escrituras para designar los colores no son tan específicas como los términos que se encuentran en las tablas de colores más contemporáneos. Los escritores bíblicos podían transmitir con habilidad a qué colores se referían valiéndose del contexto mismo de un relato o comparando un objeto desconocido con uno que fuese familiar. Por ejemplo, se usaron como referencias para los colores cosas comunes como la sangre, la nieve, ciertos pájaros, el fuego y las piedras preciosas. Asimismo, dieron a los colores un sentido figurado, y asociaron ciertas ideas específicas con algunos colores determinados. Tomemos por ejemplo el rojo.  Podríamos afirmar que en el principio fue el rojo. Nos auxiliaremos esta vez de Gçenesis 25: 29-30  Cierto día, Jacob estaba guisando un potaje, cuando Esaú llegó muy cansado del campo, y le dijo:¡Tengo hambre, dame de comer de ese guiso rojo!

En hebreo rojo es ouden, y también significa arcilla, y esta en la raíz de la palabra carne, por eso nombres como Adán, Esaú, Edom, nos resultan familiares. También es el color de los guisos, del vino, de la sangre, de las pieles que cubrían el tabernáculo, de las manchas de la lepra, y del caballo rojo del Apocalipsis como símbolo de la guerra. Utilizado en la liturgia cristiana durante el jueves y viernes santo y domingo de Pentecostés. Hay 105 tipos de color rojo. En la simbología moderna está relacionado con señales de peligro, con partidos políticos de izquierda, con la agresividad. En su origen se obtenía de los insectos. 
 
La vocación de san Mateo. Juan de Pareja, 1661. Museo Nacional del Prado.

 

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