El mundo es incoloro. Se podría decir que todo el color que vemos no existe. Es una percepción. Los objetos poseen la característica de absorber determinadas partes del espectro lumínico. La luz que no es absorbida se remite y transmite diferentes estímulos de color al de la ambientación general. Al llegar estos estímulos hasta el órgano de la vista, nos produce una sensación de color.
Pero el mundo que habitamos tiene colores. Leemos en Marcos 6:39 Jesús mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hiera.
El verde se obtiene mezclando el amarillo con el azul, la Palabra de Dios y la luz, diría alguien. Por lo tanto, el significado bíblico del color verde es la inmortalidad. La hoja no se marchitará, dice el Salmo 1: 3.
El verde también es un símbolo de la resurrección que vemos en cada primavera. La hierba sobre la que se tumba la multitud antes del milagro de la multiplicación de los panes y los peces es verde. Es el color usado en la liturgia durante el tiempo ordinario. Cuando la iglesia prende y crece. Existen 100 tonos de verde. En la publicidad se utiliza para indicar lo natural, lo biológico. Pero en el argot popular es señal de inmadurez. Es el color sagrado del Islam. Es un color tranquilizante.
El jardín del Edén, Jan Bhrugel (El Viejo), hacia 1610-1612 Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
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