Lo que está afuera y lo que va por dentro


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay que encender una luz en la oscuridad

Dice el hombre del tiempo que hoy subirán las temperaturas. Pero los árboles llevan ya días echando nuevos brotes en las ramas. Algunos almendros silvestres del Canal Imperial han florecido y los días comienzan a ser más largos.

Los adjetivos externo e interno hacen referencia a la parte de fuera y de dentro de algo. Se trata de dos palabras antónimas que son aplicables a todo tipo de realidades y fenómenos. Pero hay más, en realidad el exterior es un reflejo de nuestro estado interior, de lo que pasa dentro. Así que si las cosas no marchan como debieran, es el mejor momento para detenerse, contar hasta diez y echar una mirada hacia dentro.  Y darnos permiso para investigar qué es lo que atesoramos en el corazón y qué es lo que sale de nuestros labios.

A Jesús le llamaba la atención el discurso de los fariseos y los escribas, lo de afuera y su comportamiento, lo de adentro. Lo de afuera era impecable; pero al interior le falta el verdadero espíritu de la buena noticia. Le falta la gracia. Y cuando falta la gracia pues ese hueco lo llenan otras cosas: la avaricia, la auto-complacencia, el juicio a los demás.

Jesús sabe que la religión institucionalizada siempre corre el riesgo de la insinceridad, o en el peor de los casos, de la hipocresía. Y cuando leemos los evangelios resulta curioso que son a los religiosos de su tiempo, y del nuestro, a quienes Jesús denuncia. Él los acusa de no entender al Sr. Dios, porque no ven la importancia de la justicia, de la misericordia y de la fe.

Así que cuando hoy te asomes a tu interior y descubres un hueco, por favor llénalo de amor.

Lectura del evangelio de Mateo 23: 25-26

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro siguen sucios con el producto de vuestra rapacidad y codicia!¡Fariseo ciego, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera!

¿Quién escuchará hoy mi oración?

Padre: Quiero comenzar el día dejando que sea el agua quien me limpie por fuera. Pero que sea el Espíritu Santo quien me limpie el interior de mi copa, para que mi corazón pueda llenarse de gracia. Y entonces mi boca podrá expresar gratitud. En mi examen cotidiano, hazme consciente de las maneras  en que yo puedo echar a perder lo que Tú haces dentro. Y que al final de mis días yo pueda decir: a Jesús yo he seguido. En Jesús reposa mi corazón. Amén.

Augusto G. Milián

 

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