Sin leyes ni comedias


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay que encender una luz en la oscuridad

Buen martes para los que están cerca. Buen martes para los que están lejos:

Hoy quiero compartir un poema de Ricardo Cantalapiedra.                                                                                                                                                   La casa de mi amigo no era grande,su casa era pequeña, En casa de mi amigo había alegría y flores en la puerta. A todos ayudaba en sus trabajos, sus obras eran rectas, mi amigo nunca quiso mal a nadie, llevaba nuestras penas // Mi amigo nunca tuvo nada suyo, sus cosas eran nuestras, la tienda de mi amigo era la vida, amor era su hacienda.
Algunos no quisieron a mi amigo, y le echaron de la tierra, su ausencia la lloraron los humildes, penosa fue su ausencia //
La casa de mi amigo, entonces se hizo grande y entraba gente en ella, en casa de mi amigo entraron leyes y normas y condenas. La casa se llenó de negociantes, corrieron las monedas  // La casa de mi amigo está muy limpia, pero ahora hace frío en ella, ya no canta el canario en la mañana, ni hay flores en la puerta, y han hecho de la casa de mi amigo una oscura caverna, donde nadie se quiere ni se ayuda,  donde no hay primavera //. Nos fuimos de la casa de mi amigo, en busca de sus huellas y ya estamos viviendo en otra casa, una casa pequeña, donde se come el pan y bebe el vino, sin leyes ni comedias, y ya hemos encontrado a nuestro amigo y seguimos sus huellas

Lectura del evangelio de Lucas 21, 5-9

Algunos estaban hablando del Templo, de la belleza de sus piedras y de las ofrendas votivas que lo adornaban. Entonces Jesús dijo: Llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra de todo eso que estáis viendo. ¡Todo será destruido! Los discípulos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá todo esto? ¿Cómo sabremos que esas cosas están a punto de ocurrir? Jesús contestó: Tened cuidado, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “Yo soy” o “El momento ha llegado”. No les hagáis caso. Cuando oigáis noticias de guerras y revoluciones, no os asustéis. Aunque todo eso ha de suceder primero, todavía no es inminente el fin.

¿Quién escuchará hoy mi oración?¿Quién?

Padre: Ahora que comienza el día Tú iluminas mi camino. A ti recurrimos por sabiduría para estos tiempos. Que sea el Espíritu Santo quien nos de las herramientas para vivir en gracia. Sin temores. Y en libertad. Te agradezco, por la oportunidad de leer las Escrituras sin escollos. Porque podemos hablar contigo y expresarnos con sinceridad sin que nadie censure nuestros labios. Jesús en ti confiamos. A ti esperamos. Augusto Gil Milián.

 

 

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