Nosotros solos no podemos


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay que encender una luz en la oscuridad

Buen martes para los que están cerca. Buen martes para los que están lejos:

El Adviento ha traído al invierno. Pero me gusta el Adviento, porque llega sin espavientos. Sin tanto bombo ni platillo. Sin  ceremonias.  Y sólo me pide que encienda una vela. Y me habla de que hay un lugar  donde puedo sentirme seguro y con esperanza y eso en los tiempos que vivimos es casi un milagro.

Jesús sabe que los judíos, y sus discípulos, esperan un salvador y que están muy preocupados por el cuándo llegarán los cambios. Pero él les hablará del cómo y utilizará imágenes que ellos no entendieron muchas veces o que a nosotros no nos gustan.

Frente a lo que está por venir nosotros hemos optado por el control, por las seguridades, por las certezas, como si tales cosas nos dignificaran la vida. Pero tales tótems no nos hacen más felices, sino más llenos de preocupaciones y en la búsqueda constante del aprecio ajeno. Para Jesús el mañana tiene que ver con la fidelidad y la responsabilidad como maneras de manifestar la fe.

Para Jesús la escatología es un asunto serio. Y tiene que ver con la vida que tenemos aquí y ahora. Por eso se presenta como el Camino, como la Puerta, como la Vida. Porque sabe de nuestros dolores y nuestras penas. Sabe de nuestras guerras civiles internas, a veces cotidianas. Sabe de las incomprensiones en la familia, de las presiones en los trabajos, de las luchas de poder dentro de la iglesia. Sabe de nuestra necesidad de ser perdonados y perdonar. Sabe que al final a lo que aspiramos es a que alguien nos tome de la mano y nos ayude a cruzar la calle. Porque nosotros solos no podemos.

Me gusta el Adviento. Y aunque hace frío, es el mejor tiempo para buscar consuelo, para curar las heridas, para no tener que estar opinando de todo y en todo momento, para esperar abrigado por la fe. Si, me gusta el Adviento, porque puedo encender luces entre tantas oscuridades.

Primero una vela, después dos velas, después tres velas y después cuatro velas. Me gusta el Adviento.

Lectura del evangelio de Lucas 12, 8-12

Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.

¿Quién escuchará hoy mi oración?¿Quién?

Padre: Antes que día comience el día a ti oramos. Y encendemos, Señor, una luz en nuestras casas y en nuestros corazones, como aquel que enciende su linterna para salir, en la noche, al encuentro de un familiar que ya llega. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Hoy muchas sombras nos envuelven. Muchas imágenes nos adormecen. Y muchas palabras nos intranquilizan. Espíritu Santo queremos estar despiertos y vigilantes, porque Jesús nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más duradera. Jesús, a ti nosotros esperamos. Amén. . Augusto Gil Milián.

 

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