Nosotros somos los encontrados


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay que encender una luz en la oscuridad

Buen martes para los que están cerca. Buen martes para los que están lejos:

Cuando llega Adviento pongo una luz en mi ventana. En Adviento Jesús nos dice, a ti y a mí, que él viene a salvar a los que están perdidos. Y nosotros creemos que se trata siempre de otras personas, de los que se han ido sin despedirse, de los que se han extraviado por los caminos de la fe, de los que no hemos vuelto ver después de haberles tratado como hermanos o hermanas.

Hay una palabra en el texto de esta mañana que no usamos con mucha frecuencia, pero que parece que al evangelista Mateo le gusta, porque la utiliza en varías ocasiones. Esa palabra es extraviar. Y es un verbo transitivo que significa nada más y nada menos que perder una cosa o a alguien, o no encontrarla en su sitio, o finalmente, no saber donde está.

Esta vez Jesús no les habla a los fariseos, sino a sus propios discípulos. Y les cuenta una pequeña historia para hablar sobre el perdón y la misericordia del Sr. Dios. Y si miramos sin prisa el relato veremos que no se dedica mucho tiempo a explicitar cómo la oveja llegó a  perderse, sino que narra que se le busca, que se le encuentra y que hay alegría por que lo extraviado se ha encontrado.

Sospecho que la palabra extraviarse habla más a nuestro corazón que la palabra perderse. Explica mejor lo que Jesús intenta comunicar. Porque cuando nos extraviamos, de alguna manera podemos aceptar el criterio que no lo hicimos con toda la intención, sino que ocurrió de manera accidental. Sin embargo perderse, implica que tomamos alguna decisión deliberada por alejarnos, por distanciarnos.

Pero para los extraviados y los perdidos hay una buena noticia, en este día que comienza. Y es una magnifica noticia para ti y para mí, que alguna vez nos fuimos lejos sin saber cómo regresar: Jesús ha salido a buscarnos. Jesús nos ha encontrado y ha mandado a hacer una fiesta porque antes estábamos extraviados; pero ahora estamos en casa otra vez.

Y la oscuridad y el frío ya no pueden hacernos daño. No pueden. Porque ahora nosotros somos los encontrados.

Lectura del evangelio de Mateo

¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las otras noventa y nueve en el monte e irá en busca de la extraviada? Y, si logra encontrarla, os aseguro que sentirá más alegría por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. De la misma manera, vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

¿Quién escuchará hoy mi oración?¿Quién?

Padre: Ahora que comienza el día a ti te busco, porque sólo en ti hay respuestas a lo largo del camino; te busco a Ti, porque ya he dejado atrás cosas vacías que encontré y que ya no me dicen nada ni son útiles. Espíritu de Dios tenemos sed, tenemos hambre y hemos estado buscando donde nada había. Y nos hemos extraviado. Jesús encuéntranos. Amén. Augusto Gil Milián.

 

 

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