Hay que encender una luz en la oscuridad
El día ha comenzado. Y el sol ha salido para todos. Para los que se saben amados y para los que lo han olvidado. Para ti y para mí, hoy es una nueva oportunidad.
Las Escrituras nos dicen que Jesús impresiona a los que le escuchan. Los conmueve. Los emociona. Los afecta. Los excita. Los sorprende. A los discípulos, de ahora, nos debería pasar algo parecido; pero nosotros llevamos muchos años oyendo sus palabras. Y las conocemos como a la palma de nuestras manos. Y la mayoría de las veces ya no nos dicen nada. Nada. Cuando esto ocurre se suele decir que nuestra vida espiritual está fría. Pero es Enero aún. Así que no te impacientes.
En el jardín del edificio eclesial tenemos plantado No me olvides. Es una planta resistente al frio y muy fácil de cuidar. Sólo ha demandado un lugar resguardado del viento, algunas horas de luz y un sustrato húmedo. Ahora está sin flores. Soportando las bajas temperaturas del valle del Ebro. Algunas hojas están como quemadas. Aparentemente está en reposo. Pero cuando llegue la primavera, que siempre llega, se cubrirá con ramilletes azules y nuevas ramas subirán hasta la cerca de los vecinos.
Nuestra vida espiritual demanda cambios. Requiere de tiempos de reposo, incluso de inviernos. Algunos hombres y mujeres temen a los cambios, a los desafíos, al frío; pero un día descubriremos que estas son etapas de nuestro crecimiento. Que para soportar al desierto tuvimos que pasar antes por el río. Y que cuando lleguen las palabras adecuadas que pronuncia Jesús, entonces veremos nuestra vida como es y no como nos imaginamos que sería. Porque ahora vemos como a través de un velo. Pero un día la luz de Jesús nos alumbrará.
Y entonces usted y yo podremos impresionarnos, conmovernos, emocionarnos, porque el frío ya no nos devora el alma.
Lectura del evangelio de Marcos 1, 21-22
Se dirigieron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque los enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley.
¿Quién me acompañara con una oración?
Padre: Tú eres el creador del día y de la noche, eres fuente de luz en medio de nuestras oscuridades y en días de frialdad, venimos a ti con corazones inundados de preocupaciones y tristezas. Espíritu Santo, quédate con nosotros, porque nosotros solos no podemos. A Jesús, nosotros seguimos. Amén. Augusto G. Milián
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