Los gedeones siempre llaman dos veces

El primer Nuevo Testamento que poseí, en aquellaisla, era liliputense y de un azul marino muy sobrio. Era la versión Reina-Valera 1960. Vaya, la de toda la vida. También era bilingue  y al final tenia los Salmos. En la carátula estaba impresa una especie de ánfora de dos asas. Eran parte de una donación efectuada por los Gedeones Internacionales. 
Asi que guardo buen recuerdo de estos hombres de negocios y encorbatados y su misión de inundar escuelas, universidades y hoteles con una parte de las Escrituras. Las griegas. Y es que la versión completa de la Biblia solo se regala en inglés. Para el que no lo sepa se lo explico ahora: los Gedeones Internacionales son una organización cristiana de empresarios y profesionales dedicada a la distribución de copias de las Escrituras en más de 90 idiomas y 200 países del mundo. Y la cede central está en Tennessee, EE.UU.
Ahora pongo los pies sobre la tierra. Les cuento que los Gedeones están en España. No sé desde cuando, pero están. Algunos han pasado por nuestra comunidad en los últimos cinco años con la puntualidad de las golondrinas que arriban a Europa después de haber pasado el invierno en el norte de Africa. Pero este año ha ocurrido algo diferente. Me han llamado dos veces.
En la primera llamada me dicen, después de saludar evangélicamente, que están por la zona y querían estar un domingo con nosotros para presentar su ministerio. Yo les pregunto por qué zona. Y es que estas mismas palabras me dicen los comerciales de una compañía de teléfono de cuyo nombre no quiero acordarme y los distribuidores de agua embotellada. Me dicen que estarán por Zaragoza. Asi que quedamos que en Mayo llamarían para decir el día de su presentación.
Ahora es Mayo. En la segunda llamada, ayer, alguien me saluda evangélicamente y se presenta como el director de esta organización paraeclesial en España para confirmar el domingo de la visita. Ahora llega lo el trámite burocrático. Me pregunta: Pastor, ¿seguis siendo una iglesia inclusiva o estás arrepentido de ello?
Trago en seco. Al principio me quedo como se quedó Pablo en el camino a Damasco, mudo y con la carne de gallina. Respiro hondo y le respondo: Pues claro, estimado. Cada primer domingo de mes le damos pan y vino a los niños de nuestra congregación y a todos los fóranos que lo desean. Si somos una iglesia inclusiva. A lo que él ni tardo ni perezosoo responde: No, no me refiero a ese tipo de inclusividad como una comunión abierta, sino que el término inclusivo es sólo aplicable a las iglesias que reciben homosexuales. ¿Recibis homosexuales? Entonces se apodera de mi lo que hay de isleño bruto y le respondo sin pelos en la lengua. Pues claro que los recibimos. Pero no sólo nosotros sino todas las iglesias evangélicas de la ciudad, lo que pasa es que en la mayoría de ellas no es posible decirlo en voz alta. Yo fui un firmante de la Declaración de Mamré y mientrás, con la Palabra en la mano no me demostreís lo contrario soy esclavo de mi conciencia. A veces soy muy luterano yo.
Entonces se despide cortésmente.  No me dice el mágico Dios te bendiga. Pero me recuerda que los gedeones tienen como principio no visitar iglesias que le dan la bienvenida a los homosexuales. 
Cuelgo el teléfono y pienso en Oscar, un amigo de la infancia. Rechoncho y con pecas.  Oscar, el escosés. También él recibió un Nuevo Testamento pequeño y de un azul marino muy sobrio. Con un ánfora impreso en la cubierta. Un Reina-Valera 1960 de pura cepa. Bilingue y con los Salmos al final del librico. Ahora he de compartir algo: Oscar es homosexual, y no ha dejado de asistir a la iglesia de nuestra infancia. Pero no se lo digaís a los gedeones. Serían capaces de ir a aquellaisla y quitarle el Nuevo Testamento. Y es que él lo guarda con mucho cariño, como un tesoro, como una señal de que Dios le ama y es que ese Nuevo Testamento fue el libro con que se acercó a Jesús. Y ya sabes Jesús lo abrazó, le puso una capa sobre sus hombros, le colocó unas sandalias en los pies y le dió un anillo. Y comenzó la fiesta.

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